Frederic Nietzsche dijo alguna vez: “Entre el orden y la aventura, yo preferí la aventura”. Pero tal vez el verbo elegir en esta frase sea demasiado optimista. Hay vidas marcadas por la inevitabilidad: no es que hayan elegido la aventura: más bien, les fue imposible no someterse al insumiso signo de su propio carácter. No tuvieron opción: la aventura, la fuerza ciega que impide a un espíritu acoplarse al orden establecido, es la única herramienta a mano para hacerse a un destino. Y por más cruel y terrible que sea ese destino, no hay nada que hacer para evitarlo.

Otras mujeres (Impresa)
Demasiada vida
Está considerada, junto a Chejov y a Maupassant, la gran artífice del cuento moderno. ¿Por qué entonces los nombres del ruso y del francés resuenan en el parnaso de la literatura mientras el de ella está relegado a la vaga categoría de brumosas autoras secundarias?
¿Tienes algo que decir? Comenta
Este es un espacio de participación de los usuarios. Las opiniones aquí registradas pertenecen a los internautas y no reflejan la opinión de Publicaciones Semana. Nos reservamos el derecho de eliminar discrecionalmente aquellos que se consideren no pertinentes.
Para comentar este artículo usted debe ser un usuario registrado.