Iba a escribir aquí sobre la foto de veinte jefes de Estado de la cuenca del Pacífico, encabezados por los de la China, Rusia y los Estados Unidos, vestidos con lo que el pie de foto de la agencia de noticias llama “túnicas tradicionales vietnamitas”: unos ropones brillantosos, azulitos, rosaditos, verdecitos, con adornitos doraditos. Todos parecían gordas y viejas bailarinas balinesas. Sólo se les notaba que eran jefes de Estado en el hecho de que estaban pisoteando unas flores. Iba a escribir, pues, sobre el disfraz: la falsedad de la apariencia. Pero luego me encontré con una –no: con otra– foto del Papa Benedicto XVI vestido de Papa, y decidí cambiar de tema: la autenticidad de la apariencia.

Mil palabras por una imagen
Troppo vero
Antonio Caballero habla de la autenticidad de la aparencia
¿Tienes algo que decir? Comenta
Este es un espacio de participación de los usuarios. Las opiniones aquí registradas pertenecen a los internautas y no reflejan la opinión de Publicaciones Semana. Nos reservamos el derecho de eliminar discrecionalmente aquellos que se consideren no pertinentes.
Para comentar este artículo usted debe ser un usuario registrado.