En los corrillos del cine se suele decir que cualquier director, con algo de coraje, hace una primera película. ¡El verdadero desafío es llegar a la segunda! Si una ópera prima logra notoriedad, las acciones del realizador suben como espuma en la bolsa del prestigio. La carrera del “desdichado” pierde así buena parte de su feliz irresponsabilidad y se carga de un pesado fardo de exigencias. La industria –sobre todo los críticos y los espectadores más enterados– crea la expectativa de un nombre y de una carrera. La esperanza de un mesías no da tregua.

Crítica de cine
Azares y pesares
'Eso que llaman amor', el segundo largometraje de Carlos César Arbeláez, es una tragedia contemporánea ambientada en Medellín, una ciudad con un doble rostro que la hace atractiva y espeluznante.
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