Los años veinte. La década prodigiosa. Cuando los pioneros del cine lo inventaron todo para decidir el rumbo que aguardaba en el futuro. Con el riesgo y el coraje que hicieron de sus películas aventuras de dimensiones épicas. Por ejemplo, filmar la vida de Napoleón y proyectarla simultáneamente en tres pantallas, multiplicando el relato de su historia, un director de temperamento heroico, Abel Gance, sorprendió a su público en 1927 cuando estrenó la megaproducción en la que se rebasaron los límites físicos y emocionales del mundo recreado en la penumbra de una sala.

ESPECIAL: CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN RUSA
El teatro eléctrico
Animados por la censura y conscientes de la necesidad de separar el cine de otras formas de arte, los directores rusos de los años veinte le dieron un vuelco formal a una industria entonces incipiente. De Vértov a Eisenstein, una generación que buscó lo excepcional por encima de la norma.
¿Tienes algo que decir? Comenta
Este es un espacio de participación de los usuarios. Las opiniones aquí registradas pertenecen a los internautas y no reflejan la opinión de Publicaciones Semana. Nos reservamos el derecho de eliminar discrecionalmente aquellos que se consideren no pertinentes.
Para comentar este artículo usted debe ser un usuario registrado.